Te odio

Te odio porque cada vez que te veo quiero explorarte pero no puedo, como quien mira al cielo y siente el deseo de lanzarse al espacio a vivir algo nuevo; cada vez que te oigo se activa el recuerdo de tu cara y tus gestos, y ansío volver a reír contigo y el calor que provoca tu cuerpo; cada vez que te huelo evoco el rozar de tu pelo, y el cuidado en tu tacto me hace sentir un poco más a salvo y un poco menos cuerdo. Y entiendo que exagero por el hecho de sentir algo tan puro y verdadero que solo existe en mis adentros, y digo te odio para evitar la vergüenza y el miedo de admitir que, en realidad, te diría lo mucho que te quiero.