Ámbar y jade

Marejada de ámbar y jade,
dejar de esperar que el invierno se acabe,

gane quien gane aquí no pierde nadie,

el aire susurra tu nombre en la calle,

caricias en pecas leyéndote en braile,

pecados que cierran candados sin llave,

nunca me restas tú siempre me añades,
en el amor y en la guerra ya no todo vale.

Un baile de olas que rompe en la orilla,

vivir como nunca al jugarnos la vida,
heridas que orientan miradas perdidas,
de fiesta reposas, tu mente dormita,
yo quemo iglesias, tú ardes en la ermita,
ventanas que llevan hacia nuevas vistas,

palabras que centran, curvas que despistan,

¿la clave a mis versos? Está en tu sonrisa.