Se nos escapa de las manos

Todo, todo, todo, absolutamente todo carece de sentido,

el Todo solo es un espejismo de la Nada y su vacío,

un resquicio de esperanza efímera que nos dura lo que dura

la corta llama de nuestra existencia,

eso es lo que creo, eso es lo que pienso, eso es lo que vivo,

lo que siento y lo que entiendo,

eso es lo que hace que mi ritmo sea un lento movimiento

porque haga lo que haga nunca seré eterno,

nunca encontraré un motivo que justifique el esfuerzo

que requiere ser funcional para después acabar muerto,

es solo complacencia para mejorar el proceso

que inevitablemente siempre lleva al mismo resultado,

un juego al que jugamos pese a que el final esté amañado,

un juego donde se reparten privilegios con dados al nacer

y determinan los recursos que tendrás y las cosas que podrás hacer,

un juego donde se te asigna un rol desde que respiras

pero si miras más allá verás esa pantomima.

Creemos tener un cierto grado de control y es solo una ilusión,

una falsa sensación que instrumentalizamos para no enfrentar al miedo,

unos hobbies, un trabajo, una rutina y un viaje al año al extranjero,

unos conceptos de plenitud que nos hacen sentir llenos

sin estarlo,

una vida que no es nuestra, que no es libre,

y se nos escapa de las manos.