Derrumbable

Me hace gracia aquel chaval intrépido
que se lanza de cara a las garras de la incertidumbre
y se derrumba derrotado por el vértigo,
él es pésimo jugando a este juego de la vida
y va fingiendo que ha sanado 
mientras sangran sus heridas,
y se traga su saliva junto con su palabras
en sus días inseguros
en sus días de batallas,
cuando rugen sus tripas por los miedos que le amparan
y se siente vencido en una lucha que no acaba
como un bucle ya en cemento,
como un ciclo en sus cimientos
asentado en sus adentros
mientras muestra una fachada
fácilmente derrumbable por el viento.

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