Qué quedó de ese domingo

Qué quedó de ese domingo, de tus mensajes expresando cariño, de mi tristeza al despedirnos, de verte marchar desde la cornisa de mi piso, de acelerar el paso para alcanzar tu cobijo, de reducir el peso bajo el efecto de tu hechizo, de despistes y torpezas, preocupaciones y alivios, de tu imagen bajo la lluvia cubierta por el abrigo, de luchar en compañía y reír del sinsentido, de tus llamadas por cosas nimias o importantes cuando contabas conmigo, del atisbo de tu llama en mis sentidos, de dormir abrazándote y sentirme protegido, de caricias con permiso y sin compromiso, del sonido de tu voz, tu cantar y tus suspiros, de esas carcajadas que ya no escuchan mis oídos, de mi piel sobre tu piel, tu calor y mis latidos, de los planes pendientes que se quedaron en vilo, de ser hermanos más que amigos y ahora desconocidos... Qué quedó de ese domingo.