Pensamientos random
A veces no sé hasta qué punto deseo sentir cosas buenas. A ver, es cierto que cuando deseo algo a menudo lo intento conseguir (sin mucho éxito) pero si consigo lo que quiero, ¿luego qué? El vacío ha a seguir ahí, quizás un poco aletargado, esperando el momento de recobrar sus fuerzas para devorarme, y en cuanto se acabe aquello que disfrutaba voy a sentir con mayor intensidad lo insípido que puede llegar a ser existir. Entonces a veces me encuentro en esta encrucijada auto destructiva en la que me planteo si quizás no será mejor limitarse a abrazar el vacío, pues al fin y al cabo no solo es que nada consigue llenarme del todo (aunque hay cosas que sí lo logran en mayor o menor medida), sino que además, como es lógico, las cosas van y vienen y todo termina eventualmente. ¿No es más cómodo acostumbrarse a un malestar lineal que sufrir altibajos que debido al contraste duelen más? Es un poco como el tema de mis pies operados: al principio me dolían de forma constante... Y aún lo hacen, pero tras tantos años con ese dolor me he acostumbrado a él y se ha convertido en una especie de dolor sordo. Además tampoco se está tan mal estando mal. Los dramas, las rayadas y la desolación duelen, sí, pero también entretienen mi cabeza. ¿Me escuece ponerme por la noche a escuchar canciones que poníamos Candela y yo cuando quedábamos? Sin duda alguna, pero también hace que mi cabeza se entretenga con esas emociones que me produce, hace que me ponga incluso a rememorar cosas o a reimaginarlas de otro modo, y eso ayuda a que el tiempo fluya un pelón menos lento. Y para acabar he de decir que aunque resulte irónico que alguien tan vacío y una capacidad para experimentar dolor emocional tan intensamente como yo tenga tanto miedo y aversión a la muerte, hay que aclarar que el hecho de que sufra no significa que no disfrute de experimentar emociones, aun si son dolorosas.
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