Costumbres

Casi da vértigo la velocidad de mi cambio. A veces me llega tan rápido que siento un cierto toque de extrañeza ante algunas situaciones, como una especie de inquietud porque no siento las cosas como hace unos meses habría cabido esperar según mi perspectiva, como un pequeño impulso de sentirlo como antes seguido de una consiguiente asimilación de que no, ya no soy así, mi realidad es distinta. Es como memoria muscular pero... ¿en la cabeza? Como si la costumbre aún siguiera ahí, pero cada vez más y más débil, lo suficiente como para que resulte fácil salir de ella.

Lo noto cuando me miro al espejo y tengo el pequeño impulso de verme mal, pero acto seguido pongo en práctica todo lo que he aprendido y entiendo que en realidad no me veo ni mal ni bien, simplemente me veo y me acepto. Lo noto cuando deseo algo y tengo el impulso de intentar conseguirlo sin pensar, pero entonces me detengo y evalúo si las formas con las que lo iba a intentar estaban bien e incorporo el tacto y la consideración a la ecuación. Lo noto al quererte, y aunque seguro que sigo llevando dentro una porción de egoísmo, me siento más cerca que nunca de querer de una forma totalmente libre a alguien. No sé, la verdad es que creo que te quiero para ti, y no para mí, porque una de las cosas que creo que han de amarse de las personas es su libertad y sin duda adoro la tuya.

Comentarios

Entradas populares