Miedo al miedo

Hoy le escribo al miedo, ese racional amigo ilógico, la voz del sentido paradójico, la distorsión de la realidad que las expectativas sociales y mis fracasos han construído en mi interior. Ese temor de resultar una carga, pues dentro de mí sé que tarde o temprano siempre lo soy. Ese miedo a sentir que las alas de otra persona no vuelan tan alto como podrían por mi culpa. A veces me pregunto si no sería mejor que esté solo, no dejarme llevar conectando emocionalmente con nadie y limitarme a fantasear con ello en mi cabeza. Además estoy tan acostumbrado a mi dolor que la perspectiva de sentirme más vivo me aterra, por un lado porque se me hace extraño, casi como si sintiera que no me merezco ser querido, que no me merezco disfrutar de lo que pueda aportarme otra persona, pero por otro lado me mata el miedo a subir a lo más alto de la intensidad de mis emociones positivas y acabar destrozado por la caída del irremediable paso del tiempo. Pero aun con todo, algo en mi interior se aferra desesperado a ese deseo irrefrenable de disfrutar todo lo que pueda de lo que esa persona tan concreta pueda y quiera darme de su tiempo. Pues al final, aunque me acojone mucho la situación, no quiero arrepentirme de no haber disfrutado de ello.

Comentarios

Entradas populares