Dinamita

No olvido el aire que respira, cómo camina, ni tampoco las palabras de su boca. Pasaron las horas que ya son meses y algún día serán años, pero yo cuento el tiempo en segundos viviendo como extraños. Alejarnos fue la medida de control de daños, ya abandoné el paño y dejé de secarme las lágrimas y la herida que me hice se cierra poco a poco. Entre tanto me preocupo pensando en cómo te irá, deseando saber qué es de tu vida, deseando formar parte de ella para intentar ayudar de algún modo. Repaso cada letra, cada acto egoísta que tuve contigo, me estudio a mí mismo a fondo y aunque me mate por dentro la culpa lo hago de todos modos. Es necesario, como regar una planta, y yo me riego para madurar lo suficiente como para no repetir mis errores, porque aunque sé que te he perdido algún día dejaré entrar a personas en mi vida y no quiero que ocurra nada parecido. A tu lado empecé a trabajar en alejar de mí a las personas que no me hicieran bien, pero descuidé hacer bien a los demás, ahora trabajo en mis necesidades para que no dependan de nadie, en mis deseos para no imponerlos, en saber leerme a mí mismo calándome hasta más profundo que mis huesos. Aún quedan restos de lo que fui, pero ahora sé verlo, conductas de mierda condicionadas por mis traumas y miedos, por la baja autoestima y los celos, por depender de que los demás me quieran por no saber cómo quererme. No es fácil pero no me importa, no pienso justificar mis actos con mis trastornos, la responsabilidad es mía y solo mía y no sé cuándo acabaré con esto pero no terminará en derrota. Daba miedo estar solo, por mi cuenta con tantos problemas acechando, pero pensándolo bien ha resultado ser lo que necesitaba. Al fin y al cabo nadie me entiende mejor que yo, y nadie mejor que yo para aportarme la comprensión, paciencia y tiempo que necesito, para trabajar pasito a pasito siguiendo mi propio ritmo, para aprender a aceptarme sin olvidarme de ser introspectivo, reflexivo, de buscarle respuestas a mis problemas para no hundirme en mi sinsentido.