Letargo sin fin
Cuando la noche me envuelve con su silencio mi alma grita por dentro
sin emitir sonido alguno en un intento desesperado de escapar.
Cuando todo calla mi mente habla más que nunca
y viaja por lugares de los que me es difícil regresar.
Clavo en mí mismo puñales sobre la triste realidad que nos acompaña
impidiéndonos huír de esta paradoja sin piedad.
Sangro en negro por dentro como la tinta que no vierto,
el abismo del que cuelgo y el espacio que se expande infinito,
absorbiendo toda luz en su yugo tal vez eterno.
Mi yo más sabio e infeliz me recuerda que soy efímero y pequeño,
un mero átomo en este océano de sufrimiento,
me recuerda que un día creí saber pero ahora sé cuánto no comprendo.
Me siento enloquecer pero a la vez me siento cuerdo
cuando recuerdo el paso infalible del tiempo
que se escapa entre mis dedos.
Entre tedio y desprecio hacia mí mismo
encuentro un oasis que tal vez solo sea un espejismo,
que me muestra lo que quiero
como un baile a solas con la soledad que alimenta este desierto.
Mientras tanto yo sueño despierto porque la imaginación es mi sustento,
doy fuego a mis deseos en esta mente que no sabe vivir fuera de sí misma,
que roba su propio aliento hasta extinguir su llama como un frío mes de enero.
Y entre escalofríos me encojo y me retuerzo,
deseando que llegue la primavera y se derrita de una vez mi hielo.
sin emitir sonido alguno en un intento desesperado de escapar.
Cuando todo calla mi mente habla más que nunca
y viaja por lugares de los que me es difícil regresar.
Clavo en mí mismo puñales sobre la triste realidad que nos acompaña
impidiéndonos huír de esta paradoja sin piedad.
Sangro en negro por dentro como la tinta que no vierto,
el abismo del que cuelgo y el espacio que se expande infinito,
absorbiendo toda luz en su yugo tal vez eterno.
Mi yo más sabio e infeliz me recuerda que soy efímero y pequeño,
un mero átomo en este océano de sufrimiento,
me recuerda que un día creí saber pero ahora sé cuánto no comprendo.
Me siento enloquecer pero a la vez me siento cuerdo
cuando recuerdo el paso infalible del tiempo
que se escapa entre mis dedos.
Entre tedio y desprecio hacia mí mismo
encuentro un oasis que tal vez solo sea un espejismo,
que me muestra lo que quiero
como un baile a solas con la soledad que alimenta este desierto.
Mientras tanto yo sueño despierto porque la imaginación es mi sustento,
doy fuego a mis deseos en esta mente que no sabe vivir fuera de sí misma,
que roba su propio aliento hasta extinguir su llama como un frío mes de enero.
Y entre escalofríos me encojo y me retuerzo,
deseando que llegue la primavera y se derrita de una vez mi hielo.
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