Sentido en el sinsentido
Tanto tiempo preguntándome por qué estamos aquí, y de pronto tu existencia arroja luz a esa incógnita. El hecho de estar vivos sigue pareciéndome una casualidad aterradoramente pequeña, pero el sinsentido de la vida parece cobrar sentido sabiendo que existes. Cuando miras con esos ojazos parece que puedan comerse el mundo con tan solo mirarlo, hay una luz dentro de ti que brilla como una estrella. No, como muchas estrellas. Tu interior es mi constelación favorita. Me da pánico el espacio pero el universo que habita en ti me hace sentir tanta calma que mis miedos se acallan un rato. No creo que comprendas lo increíble que es que alguien tenga ese efecto, creo que ni yo mismo soy plenamente consciente de lo increíble que es. Ojalá algún día tú misma puedas apreciar cuánto puedes brillar, y ojalá el resto del mundo llegue a saber verlo, porque merece infinito la pena pararse a apreciarte como es debido. Ojalá saber hacer otros tipos de arte para inmortalizarte, pero solo sé escribir a mi manera, así que solo me queda esperar que alguien, en algún momento, lea lo que mis ojos ven en ti y se maraville, que se cree su propia idea de cómo habría sido poder conocerte. Yo también lo haría, yo también lo hice cuando todavía no hablábamos y cotilleaba cosas sobre ti. Y tengo que admitir que lo que imaginé se quedaba cortísimo. Igual que los astros tu campo de gravedad hace que todo mi ser se vea atraído hacia ti. Tu pelo color rojo cobre agitándose revuelto. Tu tímida sonrisa dibujada en esos carnosos labios que incitan al pecado. Tu profunda mirada que devora mi deseo. Por no hablar de ese cuerpo, que dios, si Dios existe qué a gusto debió quedarse con semejante obra de arte. Bueno, o al menos eso me parece a mí, que es ver tu piel y el calor me recorre de punta a punta. Y aunque me incendias por dentro me haces renacer de mis cenizas cual fénix, con más energía que nunca, y con más ganas que nunca de dar sin importarme tanto lo que yo reciba. Joder, eres como droga, y ver sonrisas en tus labios es ya el colmo de mi adicción. Me pasaría horas escuchándote decir cosas profundas o absurdas, disfrutando del sonido de tu voz y de las ideas que albergas. Me pasaría meses, años o lo que el finito tiempo y tú me permitiéseis disfrutando de todo aquello que compone tu ser. Solo puedo daros las gracias al universo y sus casualidades y a ti por todo esto, por poder disfrutar por ahora de todo lo que tu compañía aporta, tanto en persona como a distancia. Gracias, en serio, gracias por existir.
Comentarios
Publicar un comentario