Das vértigo
Das vértigo como asomarse a un precipio donde el nombre del viento campa a sus anchas y las olas rompen contra la piedra. Pero aun dando vértigo, ¿quién querría perderse esas vistas por miedo a tropezar y caerse? Yo no, desde luego.
Quizás pueda parecer un necio por correr semejante riesgo, pero lo cierto es que con el tiempo he aprendido a caer sin hacerme daño. No, asomarme al precipicio es la decisión inteligente. Lo necio sería dejar pasar la vida, y a ti, por tener miedo.
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