La duda más profunda y asombrosa

Cuando tus ojos se cruzan con los míos pierdo el norte y el sentido,
es el absurdo convertido en deporte ante la duda más profunda y asombrosa que la antigua Grecia esconde a plena vista,
un misterio irresoluble como el sentido de la vida o por qué mi corazón palpita de esta forma cada vez que me miras,
esa sonrisa que se me pinta en la cara al estar en el presente sabiendo que no sabemos nada,
como aves que aletean libremente surcando el cielo hacia delante anidando entre las sábanas,
un lugar casi tangible donde el miedo es más pequeño, las ideas crecen sanas y ambulamos como nómadas por ellas,
por un camino imperceptible donde el bien se desdibuja con sus trazos subjetivos
hasta llegar a la raíz y regarla desde fuera. 

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