La fruta de mi locura

Tu nombre es la metáfora de la llama que has dejado en mí prendida,
aunque si te llamases Zoe se explicarían estas ganas de comerme la vida.
Con nuestras movidas y bromas entre memillos y lágrimas de risa,
entre meses de entremeses tú eres plato principal, fruta prohibida.

Desfoguemos la frustración en forma de pasión desenfrenada,
regalémonos orgasmos, pídeme más con la mirada,
nada de todo o nada, muérdeme con ganas que aquí nunca se pierde,
solo hay vencedores en el sexo entre quienes se comprenden.

Me enciendes, ya me entiendes, me das fuerza y a la vez me enervas,
eres Afrodita y Minerva convertidas en música,
paso de súplicas y compromisos, nada de exigencias,
corre cógeme la mano y huyamos de sus mierdas,
los cuerdos son locos que no han sabido quitarse la venda,
nosotros los locos más cuerdos rompiendo sin miedo sus reglas.

Así que vamos a volar y disfrutar de esta locura,
que le den a mi miedo a la altura que tú me impulsas,
me alumbras, te vislumbro en la penumbra del umbral,
me cargas las pilas, me inspiras, suenas como el jazz,
subes mi libido, oye mis latidos, ritmo y compás.
declárame la guerra que yo te extenúo hasta quedar en paz.

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