Tormento sin tormenta

Mi vida es como la calma antes de la tempestad, pero ésta nunca llega. Mi corazón se alimenta de la ansiedad, los nervios y la incertidumbre de lo que podría pasar pero nunca pasa. El viento no sopla y mi barco es de vela y joder, no doy a basto para remar yo solo. Solo chispean gotas que no hacen más que alimentar mi deseo por empaparme bajo una tormenta. Quiero sentir ese frío cálido y electrificante en mi piel desgarrándome la ropa, quiero perderme en el caos de otra persona y que si nos callamos el silencio deje de ser mi peor enemigo.

Pero no hay tormenta ni besos bajo la lluvia y mis páginas son un monólogo que se ríe de sí mismo cansado de fracasar en tantos capítulos. Se desdibuja la línea entre la ficción y lo ficticio, pero ya casi ni en mis fantasías me salen bien las cosas y no puedo evitar acabar sintiéndome, en parte, culpable. Tal vez sea yo, tal vez me falte fuego, y joder a este paso me voy a morir de frío y eso que se acerca el verano.

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