Renacer
Nos otorgan una identidad desde que tomamos nuestro primer aliento, nos hacen creer que somos lo que queremos ser pero en realidad somos lo que ellos quieren que seamos sin siquiera darnos cuenta. Nos gritan, nos juzgan, nos adoctrinan, nos guían por un sendero que no es más que un río de veneno que contamina la tierra y aquello que se intenta sembrar. Nos dicen cómo ser, cómo vestir, cómo actuar. Nos dicen qué es lo que debe gustarnos, quién debe gustarnos, cómo debemos ser ante lo que nos gusta. Nos incitan a hacer daño y a aguantarlo, nos dicen que eso nos hace más duros aunque en realidad nos destruya. Pero gracias, porque algunos sin querer con vuestro daño y otros queriendo con vuestros aportes constructivos habéis destruído la identidad que me otorgaron. Habéis roto la venda de mis ojos y aunque también haya acabado hecho pedazos por dentro, me alegro del resultado. Ahora sé quién no soy, quién no quiero ser. Ahora sé que tal vez nunca esté completamente satisfecho conmigo porque pienso dedicar mi efímera vida a no cerrar mi mente y mantenerla abierta al constante flujo de cambios que la sociedad se merece. Nacer es cómodo, te lo dan todo mascado, tú solo tienes que absorber. Renacer duele, dejar atrás tu falso yo y tomar consciencia de tus actos, de tu sufrimiento y del sufrimiento ajeno, pero joder, qué necesario es en este mundo lleno de ovejas y pastoreado por aquellos que pisotean la libertad con sus bastones de oro.
Comentarios
Publicar un comentario